Lo que para muchos habría sido el fin, para el soldado profesional Carlos Andrés Mancilla Ortega fue el inicio de una nueva forma de servir. Tras sobrevivir a un atentado en el Catatumbo y perder una pierna, se convirtió en el primer conductor de ambulancia amputado certificado del Ejército Nacional.Su historia comienza con una vocación que nació en la infancia. Desde pequeño, Mancilla soñaba con ser soldado. Ese anhelo lo llevó a vestir el uniforme durante más de 15 años, tiempo en el que prestó servicio en departamentos como Boyacá, Casanare y Tolima, destacándose por su disciplina y compromiso.Más noticias:Carlos Mancilla, el primer conductor de ambulancia amputado certificado del Ejército. Foto:archivo particularEn 2016, mientras adelantaba operaciones en una zona cercana al oleoducto Caño Limón-Coveñas, en Norte de Santander, una mina improvisada interrumpió su camino. La última imagen que recuerda es una orden de evacuación para viajar a Cúcuta a presentar unos papeles. Después, al despertar, casi un mes después, estaba postrado en una UCI, desorientado, sin reconocerse en el espejo y sin saber quién era.Tuvo heridas físicas y mentales: fracturas en el cráneo, pérdida de memoria, y meses enteros sin poder identificar a sus propios padres. Durante siete años luchó por salvar su pierna, pero tras múltiples intervenciones médicas, tuvieron que amputarle.Ya en el Batallón de Sanidad, expresó su deseo de conducir, convencido de que aún podía servir. Superó rigurosos exámenes de conducción y se convirtió en uno de los dos únicos seleccionados, entre 15 aspirantes, para operar ambulancias militares.Lea también:Carlos Mancilla, el primer conductor de ambulancia amputado certificado del Ejército. Foto:archivo particularHoy, su trabajo lo llena de propósito. Al volante, dice, revive su propia historia. Cada traslado es una carrera contra el tiempo, y lo hace con la certeza de quien ya estuvo al otro lado. En una ocasión, su rápida acción permitió salvar la vida de un suboficial que sufría un preinfarto. Los médicos confirmaron que su velocidad fue determinante.”Todo está en uno. Las ganas y la motivación lo son todo. No es fácil perder una extremidad, pero hay que aceptar, tomar las cosas con calma y agradecer a Dios por estar vivos”, dice.Ahora, además de su labor operativa, Mancilla comparte su testimonio en charlas motivacionales. Allí, insiste en que las verdaderas batallas se libran dentro de uno mismo.Juan Diego [email protected]ás noticias:

Carlos Mancilla, el soldado que venció la adversidad y conduce una ambulancia del Ejército tras perder una pierna
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