En los años setenta, la actriz Candy Clark (Oklahoma, 77 años) era una veinteañera recién llegada a Los Ángeles que, tras algunos trabajos como modelo en Nueva York, había conseguido los papeles de Faye en Fat City, ciudad dorada (1972) y de Debbie en American Graffiti (1973), que le valió una nominación al Oscar. Sin saberlo, había aterrizado en una era que sería conocida —y mitificada— como el Nuevo Hollywood, en la que estaban dando sus primeros pasos directores e intérpretes que acabarían convirtiéndose en leyendas del cine —Steven Spielberg, Robin Williams o Anjelica Huston—, artistas contemporáneos como Edward Ruscha o escritores cuyos nombres empezaban a sonar, como Terry Southern y Ray Bradbury. Allá donde iba, Clark llevaba siempre su Polaroid SX-70 y, con ella, tomó 87 fotografías de los protagonistas de aquella época. Después, las guardó en un cajón de su casa. 55 años más tarde, ha recuperado en su libro Tight Heads sus polaroids y la nostalgia por el Nuevo Hollywood.En otoño de 2022, Clark desenterró sus polaroids para mostrárselas al archivista Sam Sweet, que estaba entrevistando a angelinos para su proyecto All Night Menu, que también es la editorial detrás de este libro. Para él, las imágenes eran una memoria viva. Para ella, “eran solo recuerdos”, cuenta en conversación con EL PAÍS por videollamada, que atiende desde su casa en Los Ángeles. Sweet tardó poco en convencer a Clark de reunir su colección en un libro donde cada retrato va acompañado de las impresiones y los recuerdos que la fotógrafa hace de sus modelos, como si se tratase de una charla de la actriz con el lector. “Me alegra habérselas mostrado a Sam, él supo ver el valor de las fotos y los retratos. Si no fuera por él, seguirían guardadas en un cajón”, dice.Más información“Hollywood es una historia de hombres mirando a mujeres a través de las cámaras”, escribe Sweet en su introducción de Tight Heads, que se publicó el pasado 15 de marzo. “La lente nunca se había girado hacia ellos”. Pero los primeros planos de las instantáneas de Clark de estos personajes, con luz natural y sin artificio, muestran otra realidad: se vuelven inocentes y cercanos, porque son retratados “en igualdad de condiciones”, según su autora. Sweet, que también es el editor del libro, lo expresa así: “En lugar de crear la ilusión de imposibilidad, las fotos sitúan a figuras míticas en un paisaje tangible. Sus escenas sugieren que las verdaderas fantasías de Hollywood no están encerradas tras las puertas de Paramount”.La actriz Candy Clark con su Polaroid SX-70 a finales de los años setenta. Foto cedida por la editorial All Night Menu.
Navegando por Tight Heads, las anécdotas de Clark junto con las fotografías de sus personajes se suceden. El actor Jeff Bridges fue su novio y la persona que le enseñó a conducir: “Le gustaba la marihuana y a mí también. Y la kahlúa. Me alegra decir que ambos conservamos nuestros dientes”. George Lucas era una persona “que nunca sabías lo que estaba pensando” y Steven Spielberg, un crush de Clark que no tenía interés en ella, “ni siquiera llegamos a la primera base”, cuenta en el libro. Del director John Milius dice que “siempre era el centro de atención” y de Harry Dean Stanton que era “el favorito de los grandes directores”. Una de las pocas mujeres que aparece en las páginas es Anjelica Huston, que para Clark era “una de esas personas que intimidan siempre, incluso cuando están siendo amigables”. En una fiesta, la actriz conoció al artista Edward Ruscha y estuvieron saliendo durante un tiempo. Clark también pasaba el tiempo con escritores como Terry Southern —“ruidoso, divertido y un bebedor empedernido”— y Ray Bradbury —“siempre nos encontrábamos en The Daisy, en Beverly Hills. Allí cotilleábamos”—.En las memorias visuales de Clark también aparece Robin Williams, con quien mantuvo una relación y luego quedaron como amigos. “Tenía un problema con la cocaína, que era un gran pasatiempo para muchas personas entonces. Lo llamaba marching powder [polvos para ponerse en marcha]. Se desintoxicó poco después de que yo lo hiciera con el alcohol”, escribe en libro sobre el actor.Algunas de las personas retratadas por Clark eran amigas, a otras las conoció en el camino y con otras tantas coincidía en fiestas. Pero por aquel entonces todos tenían algo en común: eran jóvenes e intentaban labrarse una carrera. “No podías ver el futuro, todos empezamos con edades similares y luego algunos siguen este camino, otros fracasan, algunos murieron, otros se convierten en multimillonarios y otros en ladrones de bancos”, reflexiona la intérprete durante la videollamada. En la última categoría entra Eddie Dodson, que también aparece en Tight Heads. “Lo conocí porque era el dueño de una tienda de muebles vintage en Melrose Avenue y solía pasar el rato allí”, cuenta a EL PAÍS. En su libro, dice de su biografía: “Ed tuvo problemas con las drogas y se convirtió en ladrón de bancos. Pero en uno pacífico, nunca recurrió a la violencia. En nueve meses atracó 64 bancos. Lo pillaron y estuvo 10 años en la cárcel. Cuando salió, atracó nueve más. El ladrón de bancos más prolífico de la historia”.La razón por la que Clark siempre llevaba su cámara consigo era el artista Andy Warhol. “Fue mi inspiración porque él siempre iba con su Polaroid, aunque mis fotografías son totalmente diferentes a las suyas porque él usaba mucho flash y a mí me gusta la suavidad”, explica durante la conversación. A ella le gusta lo genuino y, por ello, todas sus fotografías son retratos: “Lo más interesante de una persona es su rostro. No su cuerpo, ni sus manos, ni su ropa. Me gusta ver sus caras, me gustan los defectos y me gusta que la gente parezca real”. Clark pudo lograr esa naturalidad en sus fotos porque, en sus palabras, “un paquete costaba entre seis y siete dólares y salían 12 fotos, así que no podían permitirse odiar las fotos. Entonces le decía a todas las personas que capturaba que posasen para lucir lo mejor posible. Y en aquel entonces la gente simplemente posaba. No eran tan exigentes como ahora”, recuerda.Para ella, su Polaroid era capaz de unir a todo el mundo. “Era una cámara mágica porque era prácticamente instantánea. Era realmente mágico ver cómo surgía la foto en tus manos. Se tardaba un rato, unos cinco minutos, pero todo el mundo se detenía a ver cómo se revelaba su foto. Nunca habíamos visto nada parecido a la Polaroid hasta que apareció”, rememora.El director y guionista Steven Spielberg fotografiado por la actriz Candy Clark en la década de los setenta. Foto del libro ‘Tight Heads’.Candy ClarkDurante sus cinco décadas en pantalla, Clark ha acumulado más de 80 créditos, entre ellos El hombre que cayó a la Tierra (1976), junto a David Bowie. A medida que los años del Nuevo Hollywood llegaban a su fin, las oportunidades de la actriz en el cine se redujeron, pero continuó trabajando en la televisión y también participó en las películas Zodiac (2007) y en la nueva versión de Twin Peaks (2017).Antes de finalizar la conversación, recuerda un momento de aquella época que no aparece en Tight Heads, pero que fue “el momento más destacado” de su vida: los Oscar de 1974. En aquella gala, estaba nominada a mejor actriz de reparto por su papel en American Graffiti y acudió del brazo de Jeff Bridges. “Eres el centro del universo y es realmente maravilloso”. Clark perdió ante Tatum O’Neal quien, a los 10 años, se convirtió en el intérprete más joven en ganar una estatuilla por su actuación en Luna de Papel.Los intérpretes Candy Clark y Jeff Bridges, el 2 de abril de 1974, en la 46ª edición de los Oscar en Los Ángeles (California).Michael Ochs Archives (Getty Images)Las 87 polaroids de Tight Heads son un testimonio de una comunidad del Nuevo Hollywood de artistas, actores, directores, guionistas, escritores y productores con aspiraciones, pero que aún no habían alcanzado la fama global. “Fue una época creativa. Éramos jóvenes, pasábamos el rato juntos y estábamos empezando”, resume su autora.La portada del libro de fotografías ‘Tight Heads’ de la actriz Candy Clark.All Night Menu

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