Bloqueos en carreteras de Michoacán, Guanajuato y Jalisco, este miércoles.RR.SS.El Cartel Jalisco Nueva Generación se revuelve. El Gobierno mexicano ha estrechado el cerco contra la poderosa organización criminal durante las últimas semanas en sus principales feudos, Michoacán, Jalisco y Guanajuato, una estrategia dirigida a mermar la fortaleza del CJNG mediante enfrentamientos y detenciones de importantes operadores logísticos. Golpear al cartel en sus grandes bastiones y asfixiarlo poco a poco. Los sicarios de Nemesio Rubén Oseguera Cervantes, El Mencho, han reaccionado en la tarde de este miércoles con bloqueos de carreteras e incendios de vehículos y negocios en los tres Estados. El Mencho, el narcotraficante más buscado por Estados Unidos, exhibe músculo en su tierra y muestra que venderá cara la piel.Algunos medios locales hablan de enfrentamientos a tiros entre las fuerzas armadas y miembros del CJNG con ayuda de Los Viagras en Apatzingán, pero la información oficial es escasa o nula al cierre de este artículo. Fuentes conocedoras de la operación señalan que “elementos federales detuvieron a un líder criminal” de alto rango, lo que desencadenó los bloqueos en esa área. Es el modus operandi habitual del CJNG, el que ya empleó cuando, en 2022, un operativo fallido del Ejército trató de capturar a dos de sus líderes, Ricardo Ruiz, El Doble R, y Gerardo González, El Apá. Por el momento, ni Alfredo Ramírez Bedolla, ni Pablo Lemus, ni Libia Dennise, gobernadores de Michoacán, Jalisco y Guanajuato, respectivamente, han hablado al respecto. Tampoco la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, ni ninguna de las tres fiscalías estatales.Los ataques, por el momento sin víctimas ni detenidos, se han dirigido principalmente a carreteras federales, las arterias con más circulación del país. El CJNG ha convertido camiones de carga y vehículos particulares en improvisadas barricadas en llamas. El Estado de Michoacán ha sido el más afectado, con bloqueos en una decena de municipios en su área rural, una zona con fuerte presencia de la Guardia Nacional y el Ejército: Apatzingán, Tanhuato, Yurécuaro, Erongarícuaro, Uruapan, Zamora, Chilchota, Purépero, Zacapu o Tlazazalca. En Apatzingán fueron incendiados también al menos dos tiendas Oxxo.El fuego del cartel se ha propagado con menor intensidad a la región de Guanajuato fronteriza con Michoacán, con bloqueos de tráileres incendiados en las carreteras que unen los municipios de La Piedad, Pénjamo, Abasolo y San Gregorio, según la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Otro camión en llamas ha provocado el cierre de la circulación en la autopista entre Irapuato y Zapotlanejo, y más allá entre Zapotlanejo y Maravatío. Por la noche del miércoles se registró un autobús ardiendo en en la carretera Federal 51 entre Acámbaro y Celaya. Otros vehículos ardieron también en la caseta de cobro de Ocotlán, en Jalisco.El 16 de marzo, en la frontera entre Jalisco y Michoacán, los hombres del Mencho emboscaron a soldados y guardias nacionales con ataques coordinados en distintos municipios, alguno de los cuales también han sido escenario este miércoles de los bloqueos, como Ocotlán, en Jalisco, y Zamora, en Michoacán. En ese asalto, la mayoría de muertos los pusieron los federales: cuatro soldados y dos guardias nacionales acribillados frente a tres sicarios del CJNG fallecidos. La batalla fue agónica y en las comunicaciones entre los militares, a las que tuvo acceso EL PAÍS, se escuchaban las llamadas desesperadas de auxilio. Tres días después, el Gobierno contraatacó en Autlán de Navarro, uno de los epicentros de la organización criminal, y otros dos guardias nacionales cayeron.Fue uno de los momentos más álgidos y visuales de la reacción violenta del cartel ante la nueva ofensiva del Gobierno, que durante años había dejado cierta mano libre a los movimientos de los narcotraficantes. El CJNG se aprovechó de la política de “abrazos, no balazos” del expresidente Andrés Manuel López Obrador casi tanto como de la guerra intestina que han mantenido las dos grandes facciones de sus principales rivales, el Cartel de Sinaloa. Con los viejos capos, Joaquín El Chapo Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada, bajo poder de Estados Unidos, Los Chapitos, los hijos de Guzmán, y la Mayiza, los fieles a Zambada, se masacran entre ellos desde septiembre con Culiacán como frente de guerra y sus habitantes como habituales daños colaterales. La batalla robusteció al Mencho territorial y económicamente.Las cosas cambiaron con la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump y su obsesión, una vieja manía de los halcones de Washington, de lanzarse a cazar capos mexicanos, a los que culpan de todos los males de su país: de la epidémica adicción estadounidense al fentanilo, traficado principalmente por el CJNG y el Cartel de Sinaloa, o del cruce masivo de migrantes irregulares desde México al norte de la frontera. Su primer día oficial en la Casa Blanca, Trump designó a seis carteles mexicanos, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Noroeste, Golfo, los Carteles Unidos y La Familia Michoacana, como grupos terroristas, y obligó a su homóloga mexicana a recrudecer el combate contra los grupos criminales bajo la amenaza de una guerra comercial.Ante las presiones, Sheinbaum militarizó la frontera, los decomisos de drogas y arrestos de alto perfil subieron como la espuma, la entrada de fentanilo a Estados Unidos por la frontera se redujo a la mitad y 29 capos del narcotráfico fueron entregados para apaciguar a las autoridades estadounidenses. Como consecuencia, el tablero del crimen organizado en México está siendo sacudido a diario, con la renovada persecución al CJNG como una de sus manifestaciones más visibles. Los bloqueos e incendios en Michoacán, Jalisco y Guanajuato son solo la última réplica de un temblor que todavía no ha visto el final.

El crimen incendia y bloquea las carreteras de Michoacán, Jalisco y Guanajuato en una nueva ola de ataques
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