Con un fulgor horizontal, una densa humareda, y un rugido que atraviesa el pecho de quien esté medianamente cerca, un cohete chino del tipo Larga Marcha 2F ha despegado este miércoles con tres astronautas chinos a bordo de la nave tripulada Shenzhou-20. El lanzamiento se ha producido exactamente a las 17.17 (hora local, las 11.17 en la España peninsular), tal y como estaba previsto, desde la histórica base china de Jiuquan, en pleno desierto del Gobi, en el Oeste del país. La Shenzhou-20 tiene como destino final la estación espacial china Tiangong, a la que se acoplará en las próximas horas con una compleja maniobra, y donde los tres tripulantes pasarán seis meses realizando experimentos científicos en busca de avances en la carrera espacial.En una explanada de cemento situada a un kilómetro y medio del cohete, el público ha seguido en alto la cuenta atrás: “Wu, si, san, er, yi ¡dianhuo! [cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡despegue!]”, han exclamado en chino. La ignición de motores ha producido una fuerte conmoción que se siente dentro del pecho y eriza la piel. Ver el enorme cohete blanco elevarse se asemeja a presenciar un acto de brujería. Se ha oído un “¡oh!”, ha habido aplausos. En apenas unos segundos ya ni se distinguía en el cielo. Ha dejado detrás un par de nubes de humo algodonado.El lanzamiento supone un nuevo hito en el programa espacial chino, cuyo objetivo es enviar una misión tripulada a la Luna antes de 2030 y, a medio plazo, establecer una base permanente en el satélite, un proyecto que prepara en colaboración con Rusia. China ya ha logrado posar un robot en la cara oculta de la Luna, y regresar de allí con muestras. También ha logrado enviar una sonda a Marte, planeta que se encuentra también en el horizonte de las misiones tripuladas, aunque mucho más distante.Con el rápido desarrollo chino, el espacio se ha convertido en un campo más de la intensa rivalidad por el dominio tecnológico y militar entre China y Estados Unidos. El programa estadounidense Artemis ―después de varios retrasos― prevé el regreso de astronautas a la Luna para 2027.La Tiangong, cuyo primer módulo fue puesto en órbita en 2021, es una de las joyas estelares del programa espacial chino, y podría llegar a convertirse en la única de su clase en el mundo, cuando la Estación Espacial Internacional, un proyecto encabezado por Estados Unidos, y en el que China está vetada por los vínculos militares de su programa espacial, sea jubilada en 2030.Poco antes del despegue, los tres taikonautas chinos (palabra que viene de taikong, que significa cosmos en chino) han desfilado ante cientos de personas congregadas en la base para despedirlos. “La patria y el pueblo esperan que volváis con éxito”, se leía en los carteles, mientras el público entonaba, junto a una orquesta, el Canto a la patria: “¡La bandera roja con cinco estrellas ondea al viento!”. Todo el programa espacial chino está imbuido de un fuerte espíritu de nacionalismo. “Que el vasto espacio sea testigo de la infinita lealtad de los soldados espaciales chinos”, comentaba la víspera el comandante Chen Dong, al frente de la misión.Los tres tripulantes de la misión china Shenzhou-20 desfilan unas horas antes de poner rumbo a la estación espacial china Tiangong, este miércoles en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el Oeste de China.Guillermo Abril Es la tercera vez que este astronauta de 46 años, expiloto de combate, y con una larga lista de condecoraciones, parte rumbo al universo. “Cada viaje espacial es único. Esperamos ganar más experiencia y avances en la operación. Lo más importante en esta tarea es completar nuestro trabajo con cero errores”, confesaba en una comparecencia en la que él y sus compañeros de misión fueron presentados al mundo detrás de una vitrina, para evitar el contacto con el exterior. Vestidos con mono azul, que destacaba recortado ante la enorme bandera china a su espalda, se cuadraron frente a los presentes con el saludo militar.En esta ocasión, le acompañan Chen Zhongrui, de 40 años, también expiloto de la fuerza aérea, y Wang Jie, un ingeniero aeroespacial de 35 años. Durante unos pocos días convivirán con los tres astronautas de la misión Shenzhou-19, a los que darán relevo después de su estancia de seis meses en la Tiangong, y cuyo regreso a la Tierra está previsto para el 29 de abril. Entre los hitos de la anterior misión está el de haber dado el paseo espacial de mayor duración jamás registrado, de nueve horas.Los tres tripulantes de la misión china Shenzhou-20 son presentados ante la prensa en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el Oeste de China, el martes 23 de abril.Guillermo Abril La estación china es algo parecido a un laboratorio estelar, donde se realizan ensayos vinculados a la carrera espacial. La tripulación de la Shenzhou-20 tiene previsto llevar a cabo 59 experimentos científicos y tecnológicos sobre ciencias biológicas espaciales, física en microgravedad y nuevas tecnologías espaciales, según contaba el martes Lin Xiqiang, portavoz de la Agencia Espacial Tripulada China, en una rueda de prensa en la base de Jiuquan. Lin mencionó que trataran de hacer progresos en áreas como el cultivo de chips para organoides cerebrales vascularizados (unas células que se asemejan al cerebro humano), la dinámica no equilibrada de la materia blanda y la preparación basada en el espacio de materiales superconductores de alta temperatura.Hasta la fecha, la Tiangong ha albergado más de 200 proyectos científicos, y más de 100 muestras generadas han regresado a la Tierra para su estudio. La tripulación que ahora vuelve ha mantenido una actividad especialmente intensa, participando en 88 de ellos, en campos como la biociencia espacial, la física fundamental en microgravedad, la ciencia de materiales espaciales, la medicina aeroespacial y nuevas tecnologías. Lin destacó sus logros en la producción en órbita de condensado de Bose-Einstein (BEC) utilizando trampas ópticas completas, y la construcción de la primera plataforma experimental del mundo de simulación cuántica con redes ópticas espaciales.Otro centenar de muestras aterrizarán en nuestro planeta con la misión que ahora termina; serán sometidas a análisis y se espera que aporten resultados relevantes en el desarrollo de nuevos materiales, el estudio de los efectos fisiológicos de la radiación espacial, y de los efectos biomagnéticos a nivel molecular, indicó el citado portavoz.Misiones previas han investigado con especies vivas como los peces cebra y las moscas de la fruta, y en los próximos meses, se realizarán nuevos experimentos con planarias (un tipo de gusano plano y de estructura sencilla), streptomyces (una bacteria) y, de nuevo, con peces cebra. La intención es estudiar problemas como la pérdida ósea y los trastornos cardiovasculares causados por la ingravidez, problemas médicos que representan un reto para la exploración humana del espacio profundo.El lanzamiento ha coincidido de forma exacta con el 55 aniversario del envío al espacio, en 1970, del primer satélite chino desde esta misma base espacial rodeada de un desierto arcilloso. El episodio marcó un antes y un después en el programa chino. La República Popular no lograría mandar a un astronauta al espacio hasta 2003. Desde entonces, ha acelerado el ritmo. El de este miércoles es el 35º vuelo de su programa tripulado. “Los trabajadores del sector espacial, firmes en sus respectivos puestos, vivirán este día de profundo significado con un espíritu lleno de energía y determinación por alcanzar el éxito de la misión”, aseguró el martes el citado portavoz.

China lanza una misión tripulada a su estación espacial: “La patria y el pueblo esperan que volváis con éxito” | Ciencia
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