Max Verstappen puede haber encontrado la horma de su zapato en Oscar Piastri, el compañero de Lando Norris en McLaren y el nuevo líder del Mundial de Fórmula 1. Esta es la primera vez que un australiano lidera el campeonato desde los tiempos de Mark Webber (2010), representante precisamente de Piastri. A sus 24 años, el piloto de Melbourne es el que ha demostrado más aptitudes, tanto de conducción como de control de la situación, para aguantarle un pulso al actual campeón, el único que no atiende a los condicionantes que lastran a la mayoría de sus rivales.Tras un estreno calamitoso, en el que se vio atrapado en la hierba del circuito de Albert Park cuando circulaba cómodamente el segundo, Piastri se subió a un ascensor para ir escalando posiciones. La primera victoria, en China, en la segunda parada del calendario, le recolocó el cuarto para abandonar Japón, una semana después, en la tercera. La segunda, en Bahréin, le situó como perseguidor del líder (Norris). Y la tercera, la que se llevó ayer, le reposicionó como la referencia del pelotón. Una puesta en escena impresionante para un chaval que parece tenerlo todo súper controlado, una afirmación que da un poco de vértigo si tenemos en cuenta con los nombres que se mide.Más informaciónEl primero de ellos, el más intimidador, el de Verstappen, derrotado esta vez por un rival que le robó la cartera en los primeros metros de la prueba, justo cuando los semáforos se apagaron. Y junto al tetracampeón del mundo hay otros, con el lustre de Charles Leclerc (tercero en Arabia, en el primer podio de Ferrari de este 2025), del propio Norris (cuarto), de Lewis Hamilton (séptimo), de Carlos Sainz (octavo) o de Fernando Alonso (12º). En un trazado abrazado por muros, Piastri le puso la guindilla a un fin de semana perfecto, en el que seguramente solo se quedó un pelín escaso en la cronometrada.La diferencia en el tiempo de reacción en la salida entre el corredor de McLaren y el de Red Bull fue de poco más de dos décimas a favor del primero (4,68 segundos por 4,92 segundos del holandés), un santiamén para el mundo, pero un universo en la F-1. Ese margen le concedió a Piastri un metro de ventaja como para meter el morro en el interior de la primera curva, a la izquierda, y obligar a Verstappen a comerse la segunda para mantenerse en cabeza, una maniobra que reabrió la caja de pandora de los comisarios, y un conflicto retrasmitido por la radio entre los dos equipos. “Me forzó a irme fuera”, se defendió el piloto del búfalo rojo. “Max tiene que devolverme la posición. En ningún caso iba a dar la curva independientemente de dónde estuviera yo”, respondió Piastri, por su parte. La patata caliente, la más picante en lo que llevamos de temporada para la Federación Internacional del Automóvil (FIA), se resolvió con una penalización de cinco segundos sobre Mad Max, saldada en su única visita a los talleres. Un fallo controvertido porque perfectamente el incidente podría haberse resuelto con un intercambio de posiciones que habría alterado menos el desenlace. A partir de ese momento, la gresca por la victoria quedó vista para sentencia a favor de la escudería de Woking (Gran Bretaña) y para desdicha de la del búfalo rojo y su piedra angular, que se bajó del coche con un careto que le llegaba hasta el suelo.En el lado opuesto formaron Piastri y McLaren, que en Arabia Saudí se convirtió en el primer constructor en imponerse en 50 circuitos distintos. “Lo que necesito es un sofá”, bromeó el corredor aussie, sorprendentemente expresivo para tratarse de él. “Fue un poco más difícil de lo que esperábamos al principio. Pero el coche fue muy bien”, resumió Piastri, el gran triunfador del triplete, en el que ha acumulado 65 puntos de 75 posibles.

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