Circula en los medios de comunicación que un paciente de hemodiálisis que se atendía en el Hospital del IMSS en Tulancingo, Hidalgo, denunció a este instituto después de que negligencias en su atención derivaron en complicaciones que llevaron a la posible amputación de uno de sus pies.
La familia del afectado, que dio entrevistas a medios de comunicación locales, explicó que, después de que el paciente fue ingresado por la vía de urgencias el pasado 4 de marzo, no habría recibido la atención que necesitaba, lo que ocasionó complicaciones.
“Un doctor del turno de la mañana tuvo la poca ética y moral de decirle a mi padre que le iba a amputar el pie. Él está muy intranquilo y muy mal después de lo que pasó, por lo que lo vamos a tener que trasladar a Pachuca”, explicó.
Relató además que tuvieron que empeñar varias de sus cosas para poder atenderse con un médico particular en la capital hidalguense, quien les comentó que tendrían que hacer una serie de lavados quirúrgicos a profundidad para evitar la amputación.
Este tipo de historias parecieran ya haberse vuelto comunes en hospitales del sector salud público, donde la falta de insumos y medicamentos se suma a la alta demanda de pacientes, quienes no pueden ser atendidos con la calidad que necesitan para solventar sus padecimientos.
Incluso, son incontables los médicos que se exponen a demandas por negligencia en el ejercicio de su profesión, rebasados por la precarización del sector, lo que aumenta el riesgo de persecución.