La primera visita al extranjero en este 2025 del presidente chino, Xi Jinping, tenía como objetivo subrayar su visión de que el sudeste asiático es de vital importancia para Pekín por las sólidas relaciones comerciales e intergubernamentales con países de la región. Su gira por Vietnam, Malasia y Camboya, aunque planificada con antelación, ha adquirido una relevancia aún mayor en el contexto actual, marcado por la intensificación de la ofensiva arancelaria de Donald Trump. Asia, una región crucial tanto para el comercio global como para la producción de bienes, ha sido uno de los principales blancos de la política proteccionista del presidente republicano. Y Pekín ha sabido aprovechar la coyuntura para proyectarse como un pilar de estabilidad y certeza en un mundo cada vez más convulso.Si bien ha evitado mencionar directamente a Washington, Xi ha reiterado ante los líderes de las tres naciones vecinas la necesidad de resistir los “actos unilaterales de intimidación”, el “proteccionismo” y el “hegemonismo”. “No hay ganadores en una guerra comercial y arancelaria. El proteccionismo es un callejón sin salida”, ha enfatizado el líder chino. La Casa Blanca ha advertido de que las exportaciones chinas pueden llegar a afrontar un arancel del 245% por las represalias tomadas por Pekín ante la escalada, a lo que el Ministerio de Exteriores chino ha replicado que se trata de “un juego de números” que ya no tiene “relevancia económica práctica”, dado que con los gravámenes anteriores ya resultaba virtualmente imposible exportar.Vietnam, Malasia y Camboya son importantes centros manufactureros desde los que Estados Unidos importa bienes de todo tipo, desde ropa, calzado y muebles, hasta maquinaria, electrónica y semiconductores. Además del arancel universal del 10%, los productos vietnamitas han sido castigados con una tasa del 46%, los malasios con el 24% y los camboyanos con el 49%. Los bautizados por Trump como “aranceles recíprocos” podrían entrar en vigor en julio si no se alcanza un acuerdo con Washington antes de que expire la moratoria global de 90 días decidida por el mandatario estadounidense tras la agitación en las Bolsas. China es la única nación sobre la que los aranceles impuestos a la exportación siguen vigentes (145%). Aunque los tres países asiáticos visitados por Xi forman parte del bloque que ya se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para negociar una reducción tarifaria, también se dejan cortejar por Pekín mientras esperan una respuesta.Si bien el sudeste asiático ha logrado un respiro de 90 días antes de la entrada en vigor de los aranceles, muchos analistas advierten de que la región se enfrenta a una creciente presión para equilibrar sus relaciones con la primera y segunda economías del planeta. Sobre todo, teniendo en cuenta que Washington intensificará ahora la vigilancia sobre los productos chinos reexportados a través de terceros países. Según The Wall Street Journal, Trump pretende utilizar las negociaciones para disuadir a sus socios de permitir el tránsito de productos chinos por sus territorios.A lo largo de su gira, Xi ha defendido el libre comercio y ha reforzado el mensaje de que la cooperación y la estabilidad son fundamentales para el futuro de Asia. Como suele ser común en sus declaraciones oficiales, ha mantenido un tono cercano al describir las relaciones bilaterales con cada uno: de Vietnam dijo que son “camaradas y hermanos”; de Malasia, “vecinos amistosos”, y, en Camboya, destacó la solidez de los lazos, asegurando que “han permanecido inquebrantables como una roca”.A pesar de las recurrentes tensiones en el mar del Sur de China, Hanói es un importante socio estratégico para Pekín. En su segunda visita a la República Socialista en 18 meses, Xi jugó la carta de la afinidad ideológica (también está gobernada por el Partido Comunista), recordó que ambas naciones son “beneficiarias de la globalización económica” e hizo un llamamiento a “mantener estables las cadenas industriales y de suministro globales”. Se han firmado 45 acuerdos en áreas clave, entre ellos, varios en infraestructuras, y Pekín ha prometido un mayor acceso para las exportaciones agrícolas vietnamitas al mercado chino.La reunión entre China y Vietnam no ha sentado bien al presidente estadounidense, que ha acusado a los dos vecinos de estar tratando de “ver cómo fastidian [Trump utilizó un verbo malsonante] a Estados Unidos”. Vietnam hace malabares entre los dos titanes y no quiere alejarse demasiado de ninguno: China es el principal origen de lo que importa y Estados Unidos el primer destino de sus exportaciones. En 2023, el expresidente norteamericano Joe Biden elevó la relación bilateral al nivel de asociación estratégica integral, el más alto en su jerarquía diplomática.La siguiente parada en el recorrido del líder chino ha sido Kuala Lumpur, la capital de Malasia, que Xi no visitaba desde 2013. Allí, ha recibido elogios, como los del primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, quien calificó a China de “aliado racional, fuerte y confiable”. El premier malasio, que se ha desplazado al gigante asiático en tres ocasiones desde que asumió su cargo en noviembre de 2022, celebró el papel de Pekín “en un momento en el que el multilateralismo se encuentra bajo una enorme presión, con algunas naciones cuestionando los compromisos a largo plazo”. China es el principal socio comercial de Malasia desde 2009. Xi y Anwar han presidido la firma de 31 acuerdos comerciales y de inversiones para promover la cooperación en los sectores ferroviario, de aviación, tecnológico y energético, y también se han comprometido a colaborar en la cadena industrial de suministro de semiconductores.Xi cerrará su periplo este viernes en Camboya, uno de los países más pobres de la región y amenazado con el arancel más alto impuesto por Trump. Phnom Penh ha adelantado que espera más cooperación para el desarrollo de infraestructuras por parte de China, que es el mayor acreedor del país. No está claro que así sea. China redujo el año pasado sus inversiones en el extranjero como parte de un repliegue más amplio motivado por los crecientes desafíos de su propia economía y la necesidad de priorizar el gasto a nivel local frente a los riesgos de impagos y la falta de rentabilidad de algunos de sus proyectos internacionales.A su llegada a Phnom Penh, Xi afirmó que su país considera a Camboya “un socio prioritario dentro de su política exterior regional” y añadió que Pekín espera fortalecer la confianza mutua, la cooperación y la coordinación estratégica. Previamente, en un artículo publicado por los medios locales, el líder chino instó a Camboya a tomar medidas enérgicas contra las actividades criminales, que ha sido recientemente motivo de tensión entre los dos gobiernos. En Camboya se ubican muchos de los centros de estafas operados por mafias ―en su mayoría, chinas― que atraen a personas con falsas ofertas de empleo y luego las obligan a participar en estafas en línea dirigidas contra ciudadanos chinos.“Debemos oponernos conjuntamente al hegemonismo, la política de poder y la confrontación entre bloques; defender los intereses comunes de nuestras naciones y los países en desarrollo; abogar por un mundo multipolar igualitario y basado en reglas, y resistir juntos el proteccionismo para mantener un entorno internacional abierto y cooperativo”, ha reiterado Xi por tercera vez en una semana.

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